Una triste historia y un hondo sentimiento se experimenta en una institución educativa de Cartagena, capital del departamento de Bolívar, porque uno de sus estudiantes más queridos falleció hace unas semanas al ser víctima de las violentas olas del mar Caribe en el popular sector de Crespo, emblemático lugar del corralito de piedra.
El gran vacío que deja Andrés Vega en su familia, amigos y en la Institución Educativa Corazón de María, sencillamente no se puede llenar, pero ante su inesperada partida se suma una noticia que, aunque causa tristeza, deja para el recuerdo permanente su calidad como persona, compañero y estudiante.
Andrés Vega falleció días después de haber presentado el examen del Icfes, las pruebas estatales que miden el real conocimiento que tienen los estudiantes de grado 11 y si están preparados para la vida universitaria al enfrentarse al estudio de una carrera profesional en un nivel más avanzado y para el que se necesitan bases y talentos sólidos adquiridos en la etapa secundaria.
Andrés se caracterizaba por ser un joven muy inteligente y buen estudiante, era buen compañero y gustaba del mar y de la práctica del fútbol, pero infortunadamente un accidente con las dos cosas que más le gustaban apagó su vida prematuramente.
Se fue mientras jugaba fútbol
Según cuentas los testigos, Andrés jugaba fútbol en la playa de Crespo cuando el balón ingresó al agua, el joven de 16 años ingresó a este para recuperarlo, pero una corriente intempestiva arrastró su cuerpo e infortunadamente falleció ahogado.
Días después de su partida se dieron a conocer los resultados de las pruebas Icfes y Andrés Vega obtuvo el mejor puntaje de su clase y de su colegio, además, el aplicado estudiante dejó una gran marca porque logró el mejor puntaje en la historia de la institución educativa de la ciudad heroica.
Jackeline Esquivia, coordinadora académica de la Institución Educativa Corazón de María, confirmó que el puntaje obtenido en el examen del Icfes por parte de Andrés Vega lo convierte en el estudiante del con la más alta calificación en esta prueba en la historia del colegio.
Andrés esperaba con ansias los resultados del examen porque estaba seguro de que los resultados serían los mejores y así podría graduarse con honores entre sus compañeros de clase y prepararse para ingresar a la Universidad.
El joven de 16 años era un gran estudiante, un gran amigo y un ferviente devoto católico que distribuía su tiempo entre el estudio y la parroquia de San Francisco de Asís en donde prestaba sus servicios como acólito.